La música y las emociones
Desde que empezó este curso escolar, nuestros peques han disfrutado de la música en su día a día sin ser apenas conscientes de ello. Cada mañana, al cruzar la puerta del cole, se les recibe con su música favorita, acompañada de una gran sonrisa por parte de los Hermanos y profes que les esperan en la entrada. Una vez dentro, mientras juegan con sus amigos y amigas, comparten aventuras e historias sobre sus tardes o fines de semana, quedan sorprendidos por la canción que suena por megafonía. Con ella, saben que empieza la jornada. Y, cantando, se sitúan en la fila dispuestos a aprender y disfrutar.
En el aula, la música también se convierte en hilo conductor de sus días, tanto para empezar las clases de una forma activa, como para encontrar la calma a través de la relajación y la música instrumental. Verdaderamente, la música es una parte relevante en la vida de nuestros peques.
Todo ello sin olvidar la importante labor que Javi, nuestro profe de música, lleva a cabo con ellos cada día, tratando de despertar en sus corazones el amor por la música. Su intención es llevar la educación musical más allá del aprendizaje de la música en sí misma, aprovechándola para favorecer una formación integral de cada niño y de cada niña. Con este fin, en sus clases, además de aprender aspectos musicales, los peques aprender a utilizar la música como recurso para mejorar sus estados emocionales, su sensibilidad, las relaciones interpersonales o la empatía, aumentando así su bienestar individual y social.
En una sociedad en la que estamos cada día más concienciados sobre la importancia de las emociones y la salud mental, no debemos perder de vista el papel de la educación musical a la hora de desarrollar y potenciar estos ámbitos.
En el aula de música realizan actividades tan diversas como:
- La audición activa, habituándose a escuchar todo tipo de música de forma sensitiva, expresiva y consciente.
- La creación e interpretación musical, utilizando la música como lenguaje para exteriorizar lo que sienten.
- La regulación emocional, empleando la música como un recurso de distracción conductual para generar emociones positivas ante el estrés y las dificultades.
- La mejora de la autoestima, mediante la interpretación colectiva de canciones o danzas, haciendo que cada alumno se sienta imprescindible como miembro único del grupo.
Como veis, utilizando la música de forma adecuada, aportamos a los alumnos y alumnas una formación integral en la que se incluyen, además de ciertos conceptos y habilidades musicales, competencias tan importantes como el aprender a ser y el aprender a vivir con los demás.
Os dejamos un bonito vídeo que Javi ha preparado para mostraros cómo se viven en el aula cada uno de estos momentos.
¡Feliz fin de semana!